El mes de noviembre pasado, cuando comencé a redactar mi primer mensaje para OPN (para la edición de enero de 2024), me pregunté si encontraría suficientes temas dignos de mencionar. Pero poco a poco me he dado cuenta de que hay muchos más temas adecuados que meses en mi año como presidente de Optica. Para la edición de julio/agosto de 2024, cuando comienza la temporada de vacaciones en mi área natal, he elegido el cambio climático, pero no el tipo de cambio climático que se podría suponer.
Como científicos formamos parte de la sociedad, tanto a nivel nacional como global. Los cambios en la sociedad afectan a todos, incluyendo a los científicos. Recientemente, el clima social parece haber estado cambiando, lenta pero trascendentalmente, de maneras perceptibles para todos y amenazantes para algunos. El cambio climático al que me refiero tiene que ver con la forma en que las personas discuten entre sí, y parece conducir a la polarización en nuestras sociedades. Curiosamente, ésta parece ser una tendencia global, no solo limitada a unos pocos países; la amenaza que representa se aborda en libros como, por ejemplo, Cómo mueren las democracias, de Steven Levitsky y Daniel Ziblatt.
Como ciudadano, por supuesto, estoy preocupado. Como científico, espero que la cultura de la ciencia pueda ser un ejemplo para el resto de la sociedad.
Un investigador con anteojeras, sin ver a la izquierda o a la derecha, difícilmente tendrá éxito. En la ciencia, aprendemos que nuestros pensamientos e ideas pueden contrastar marcadamente con la evidencia experimental, y que cambiar nuestro pensamiento como consecuencia no es una debilidad sino una fortaleza. Nuestros colegas pueden ser competidores, pero no son enemigos, y la tolerancia, así como el respeto mutuo no son simplemente comportamientos agradables, sino que son la clave del éxito. Por supuesto, los científicos no son mejores que otros como personas per se. Pero en el curso de nuestro trabajo aprendemos, a veces por las malas, que las observaciones de la naturaleza proporcionan una medida intransigente que es mejor que aceptemos.
Para la sociedad en general, el indicador es la opinión mayoritaria de los ciudadanos, y este indicador es, me temo, más sutil. Ésta puede verse comprometida por la forma en que se difunde la información, algo que ha experimentado un desarrollo revolucionario debido a tecnologías que, como es habitual, tienen ventajas y desventajas. Si las cosas no van bien, la sociedad puede polarizarse cada vez más.
Por supuesto, no todos tenemos las mismas opiniones, y debemos trabajar con otros para encontrar soluciones a los problemas más apremiantes, lo que a veces puede ser agotador. No podemos ser tímidos, y debemos alzar nuestra voz siempre que la situación y nuestra experiencia lo requieran. Sin embargo, los métodos de la ciencia resaltan la importancia de hacerlo con respeto mutuo y tolerancia, y con un objetivo común: lograr lo que sea más beneficioso para las personas en su conjunto. (Una charla TED de la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, "El peligro de una sola historia", ofrece una declaración elocuente sobre la necesidad de encontrar un terreno común).
Como sociedad, probablemente nunca alcanzaremos un equilibrio estático. En una frase que a veces se atribuye al filósofo chino de hace 2.500 años, Lao Tse, "Un viaje de mil millas comienza con un paso", pero incluso después de muchos de esos pasos, la sociedad no se acerca a su "destino". Tal vez una mejor guía sea otro adagio con orígenes antiguos: "El viaje es la recompensa". Depende de todos nosotros asegurarnos de mantenernos en un buen camino y que todo salga bien en el viaje.
Gerd Leuchs,
Presidente de Optica